Un grupo de mujeres que no se conocían y aún no se han visto en persona ha montado una red de ayuda con 250 voluntarios en el distrito de Centro

En el mismo momento en que se declaró el estado de alarma comenzaron a aparecer en comunidades de vecinos y comercios carteles en los que personas dejaban su teléfono y se ofrecían para hacer favores a quienes lo pudieran necesitar. Hacer la compra, acercarse a la farmacia a por medicamentos o prestar asesoramiento legal son algunas de las tareas que se ofrecen.

Con la ayuda de la tecnología se está tejiendo una red social física que da apoyo a personas que lo necesitan. Esa red está permitiendo atender y acompañar a la gente mayor que vive sola. También a las personas enfermas que no pueden salir de sus casas o a quienes viven al día o forman parte de la economía informal. La pandemia ha cambiado la vida de millones de personas, afectando especialmente a los colectivos más vulnerables. Centenares de voluntarios dedican parte de su tiempo, a veces su dinero, y arriesgan su salud para que otros sigan en pie.

Un ejemplo, de las decenas que han aparecido, es el distrito de Centro, donde hay un grupo de WhatsApp del que dependen unas 150 personas. Lo forman nueve mujeres que no se conocen en persona y están en contacto permanente de forma telemática. A partir de ese grupo, coordinan la respuesta a las numerosas peticiones de ayuda de vecinos. Cuentan ya con el apoyo de más de 250 voluntarios que prestan ayuda en Sol, Embajadores, Justicia, Palacio, Cortes y Universidad. Toda una “Operación Vecino” montada en cuestión de días.

Maribel (43 años) es psicóloga y trabaja como dinamizadora vecinal. Llegó al grupo Cuidados Madrid Centro el lunes 16 de marzo. “No sé quién lo crea ni cómo se crea, pero de repente me vi sola en cuanto a organización. A los tres días estaba al borde del ataque de nervios, así que decidí echar mano de personas que veía que funcionaban bien y ahí surgió el grupo Comisión de Acogida, formado por esas ocho magníficas”, explica por teléfono. Ese nuevo grupo se transformó en el centro de mando de la ayuda vecinal. “Centralizamos y gestionamos las demandas de ayuda que nos llegan a través de los diferentes canales —teléfono o correo electrónico—, hemos establecido turnos que cubren desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde”.

Lo que empezó como una oferta de ayuda con la compra y entrega de medicamentos o alimentos ha evolucionado hasta convertirse en un solucionador integral de situaciones al que, incluso en ocasiones, recurren los servicios sociales o la Policía Municipal. “Esto se ha hecho muy grande, se está generando una red impresionante”, dice Maribel. “Inocente de mí, ¿en qué momento se me ocurrió?”, bromea.

Una tabla de horarios fija los turnos de atención a las peticiones que van llegando. “Tenemos un Excel brutal, con un montón de pestañas para poder cuadrar las necesidades de los demandantes y las tareas que pueden hacer los voluntarios”, explica Teresa (38 años), psicóloga y educadora social. En los documentos que manejan hay un mapa del barrio con las historias de todas las personas. Todos —solicitantes y voluntarios— deben rellenar un formulario. “A los que no pueden o no saben, les ayudamos a hacerlo”.

La periodista Anxela desinfectando mascarillas.JUAN ZARZA / JUAN ZARZA

El grupo está tan organizado que el proceso de gestión de las peticiones puede llegar a parecer sencillo. Pero no lo es. Hay mucho trabajo detrás. Los protocolos y procesos están claramente definidos. Hay, incluso, un documento de justificación de compras. A cada solicitante se le asigna una persona voluntaria como referencia. Estas, a su vez, reciben un completo documento con una guía de actuación en la que se incluyen consejos para el cuidado de la salud de las personas a las que están ayudando. Y también para el aspecto emocional.“Está suponiendo una hostia de realidad. La vulnerabilidad de los más débiles se ha multiplicado”ANXELA, PERIODISTA QUE TRABAJA EN EL TERCER SECTOR

“Para mí, está suponiendo una hostia de realidad”, resume gráficamente Anxela. Es periodista y trabaja en el tercer sector. Cuando termina su jornada laboral comienza su turno de atención de solicitudes. Sale a atender casos “especialmente difíciles, de los que no nos vemos con fuerzas para derivarlos a los voluntarios”. “La vulnerabilidad de los más débiles se ha multiplicado. Empezamos ateniendo casos relativamente cotidianos, pero después han ido llegando algunos más graves”.

En los primeros días todo era más espontáneo. Con la llegada de más y más solicitantes y voluntarios se hizo necesaria una mayor organización: “Sobre todo por las medidas de seguridad que hay que tomar; tenemos que asegurarnos de que todo va bien, de principio a fin del proceso”. “Creo que estamos viviendo una situación extraordinaria y que todo el mundo está desbordado”, explica mientras desinfecta las 500 mascarillas fabricadas por el taller de costureras que han organizado.

Nota: Pedro Zuazua

https://elpais.com/espana/madrid/2020-04-04/las-nueve-magnificas.html?outputType=amp


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ponte en contacto

Síguenos en redes

Coordinadora: Dra. Judith Vargas Casas
Dra. Rosa María Urzúa Esteva, Dr.Pedro Velderrain, Dr. Alencar Galván Carlo, Dra. Rocío Adriana Reyes Pérez, Dra. Lucia Yunuen Delgado Ayala, Dr. Juan Carlos Bernabé Siordia.
800 222 2668

El teléfono es de la Secretaría de Salud y está dedicado a
la atención de posibles casos de Covid-19, no lo uses en vano.

contacto@redcovid19mx.org

El correo es de este proyecto, nos gustaría conocer tu opinión,
y si tienes preguntas, con gusto las contestaremos.

No pedimos ni recibimos dinero en efectivo, depósitos o donativos en especie: cualquier tipo de donación la hace directamente el donante al beneficiario.

Con el apoyo de:

2020 redcovid19mx.org | Aviso de Privacidad | Exclusión de responsabilidad | Wordpress & Laravel