Los coronavirus son un grupo de virus ARN de cadena sencilla y sentido positivo, altamente diversos, y con envoltura. Ocasionan enfermedades, respiratorias, entéricas, hepáticas y neurológicas tanto en humanos como en otros animales. SARS-CoV2 (el cual causa COVID-19) es el séptimo miembro de los coronavirus que infectan humanos. Los síntomas principales de la COVID-19 incluyen fiebre, tos y fatiga.

La proteína S de la envoltura en forma de púas es esencial para el virus, pues es la que media la unión con receptores y la fusión con la membrana (para que el virus entré a la célula). ACE2 (enzima convertidora de angiotensina II, por sus siglas en inglés) es el receptor en la célula humana al que la proteína S viral se une. Este mismo receptor es el que el SARS-CoV utiliza, por lo que SARS-CoV y SARS-CoV2 podrían compartir el mismo ciclo de vida. Una diferencia importante entre las proteínas S de estos dos virus es que la de SARS-CoV2 tiene una mayor afinidad al receptor ACE2. 

Los casos de COVID-19 tienden a presentarse en grupos que llegan en oleadas y que después se desarrollan en brotes mayores a través de todo el mundo. La principales rutas de  transmisión sona través de gotas pequeñas y contacto cercano. El periodo de incubación es de 1 a 14 días (por ello la recomendación de 14 días de cuarentena), aunque se han reportado casos de portadores asintomáticos con un periodo de incubación de hasta 19 días, lo que da una idea de la dificultad para contener el brote.

La mitad de los pacientes (hasta la fecha que reportan) tenían una o más condiciones médicas como diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares. Además de los síntomas comunes ya mencionadas también se han reportado: diarrea, dolores de cabeza, producción de esputo y hemoptisis. Según los síntomas la COVID-19 se puede clasificar en leve, severa y crítica. Entre 20 y 25% de los pacientes han desarrollo ARDS y requerido cuidados intensivos. 

El diagnóstico es posible con un buen historial de contactos, síntomas sistémicos y cambios radiográficos, pero una prueba de laboratorio (RT-PCR) es más confiable. El RT-PCR tiene como objetivos los genes RdRP, N y E del genoma del SARS-CoV2. Estudios han demostrado la sensibilidad de la tomografía computarizadas del toráx para diagnosticar pacientes.

Aún no existen antivirales contra el SARS-CoV2 por lo que el tratamiento de la COVID-19 se enfoca en atender los síntomas.

Considerando la velocidad de su propagación aún es temprano evaluar su letalidad.

Al no haber vacuna ni tratamiento específico contra la COVID-19, la mejor estrategia para lidiar con la pandemia es controlar las fuentes de infección, proteger a la gente susceptible y detener la cadena de transmisión. La detección de las personas infectadas y su pronto aislamiento son esenciales, la gente que tuvo contacto con ellos también debe estar en cuarentena y con seguimiento. Las personas sanas deben conocer la severidad de la COVID-19 y tomar medidas para protegerse: quedarse en casa, limitar sus contactos, usar mascarillas en público. Las autoridades deberían promover a las personas quedarse en casa, no favorecer el agrupamiento de multitudes y cancelar o posponer eventos masivos, además de cerrar instituciones públicas.